MIGUEL ROSELL CARRILLO
El espacio exterior
está lleno de polvo flotando. La prueba está en las cápsulas espaciales cuando
vuelven del espacio, están todas con agujeros y grietas producidos por ese
polvo al circular a gran velocidad. Al ir circulando por
el espacio rodeando la tierra, la luna se va llenando de polvo. En 1954, Isaac
Asimov calculó que sobre la superficie de la luna, debería haber un grosor de
unos 54 pies de polvo, dada la antigüedad de la misma (similar a la de la
tierra). El cálculo se basaba en una pulgada de polvo cada 10.000 años. El 20
de Julio de 1969, el hombre llegó a la luna. Neil Armstrong sacó su pie del
módulo lunar, y dijo aquella célebre frase: "Un pequeño paso para un
hombre, pero uno gigante para la humanidad" . Todo el mundo gritaba
de entusiamo, y casi nadie pudo entender las siguientes palabras que dijo: "¡Es
sólido!" . La superficie de la luna era sólida. Haciendo las pertinentes mediciones, se vio que el
polvo sólo alcanzaba tres cuartos de pulgada de grosor. Si para obtener una
pulgada de grosor de polvo se requieren 10.000 años, y sólo hay tres cuartas
partes, eso nos lleva a la evidencia de que la luna no tiene más de 6.000 años.
Los evolucionistas todavía se preguntan adónde se fue el polvo de la luna.
¡Nunca estuvo! Nunca estuvo porque la Creación no tiene más de 6.000 años.
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